Nuestros Laboratorios no se proponen enseñar una técnica o una idea pedagógica según la cual, por ejemplo, «si haces A obtienes B para llegar a C». Proponemos más bien una manera de abrirse concretamente y en el momento presente a preguntas sobre principios universales e inmutables que invitan a cada uno a recorrer un camino personal en el estudio y comprensión del Arte del Actor y del Teatro en general.
“Aspiramos al que yo llamo el Actor Antiguo. Es decir alguien que posee una relación consciente con su propio cuerpo. Con la presencia que le viene ese dominio, él se vuelve capaz de llegar a los espectadores a través de acciones físicas vivientes en cada movimiento, palabra, y hasta en cada pensamiento que realiza en escena. Semejante actor sabe lo que dice y lo que hace, en el sentido de que conoce profundamente su significado y sin embargo se abre con cada parte de si mismo a una escucha incesante para re descubrir en cada representación lo que su mente ya ha asimilado a la perfección.
Este actor siente el ritmo, cada vez distinto, del público que tiene en frente, lo toma de la mano y lo guía delicadamente en el viaje que la obra propone y evoca en la imaginación. No se dirige nunca directamente a la mente del espectador, sino que utiliza de manera sabedora cada vibración del cuerpo, a la que el espectador responde de manera orgánica. Así él comunica antes y más allá de la palabra “dicha”, por ello puede capturar la atención de cualquier público bien dispuesto.
Ese actor, bailarín, cantante, músico, está abierto a todas las influencias, busca y se nutre de las más distintas tradiciones y extiende su estudio a múltiples campos del saber.”
Fiore Zulli